De cara a la pandemia, no cabe duda que el sector turístico ha sido una de las industrias más afectadas y una de las cuales se enfrenta a grandes retos, ya que es imperante que se detecten nuevas maneras de continuar actividades, innovando los procesos y ofreciendo productos turísticos que sigan los lineamientos de la llamada nueva normalidad.
En entrevista con Innovación Económica, el Director General de Innovación del Producto Turístico de México, Mauricio Reyna, puntualizó que sin duda el sector se encuentra frente a un cambio de paradigma radical, en el que se están generando cambios bastante significativos en esta industria y donde la interacción constante con otras personas y con el cliente es clave, por lo que será necesario reajustar y dominar esta nueva forma de dar un servicio, sin embargo esto no será una labor individual, pues se necesita la participación de la población por igual.
“Para que esto funcione se requiere que el cliente ponga de su parte, porque si no cuida los lineamientos no va a funcionar” comenta Reyna.
El director apunta que para que una innovación turística sea efectiva, necesita tener en consideración tres elementos: la salud física de las personas, su salud económica y de quien provee los productos y servicios, y la salud mental.
Después de un confinamiento, no cabe duda que la capacidad para salir, conocer, y enriquecer la vida con actividades distintas de ocio y recreación, no será un tema de vanidad, sino que “el turismo va a ser prioritario, por la salud mental y más ahora que ya se sabe que salir no es sinónimo de contagio, mientras las empresas y las personas cumplan con los lineamientos de seguridad” agrega Mauricio.
La ruta del vino un producto transversal
Bajo este escenario, en el que ya son bien sabidas las normativas sanitarias y los lineamientos que se deben de seguir para garantizar la seguridad personal y de la comunidad, nuevos productos turísticos que respondan al contexto deben de surgir.
Para Mauricio Reyna, la iniciativa de la Ruta del Vino, es el ejemplo perfecto por cuatro principales razones:
-Este nuevo producto turístico es una buena práctica, ya que llega en el momento oportuno para la salud mental.
– Es innovador, pues se trata de un trabajo transversal e incluyente que permite la incorporación y acción conjunta de todo una comunidad, gobierno, iniciativa privada, las personas que laboran dentro de la cadena de valor y permite la revaloración del territorio y la tradición.
–Se puede vivir, consumir y probar desde varios ángulos, crea una dinámica distinta para diversos segmentos, es decir, puede disfrutarse en familia, con amigos o con pareja.
–Permite su funcionamiento cuidando los lineamientos sanitarios y siguiendo la tendencia del turismo regional, ya que es posible acudir a estas actividades independientemente en automóvil, las distancias son cortas y los puntos accesibles.
“La ruta del vino es un claro ejemplo de una actividad comunitaria, arraigada a la tierra, empresarial competitivamente hablando, y apegada al contexto, está muy cerca de actividades de turismo carretero, se desarrolla al aire libre y te permite reencontrarte con un producto natural” concluye el director.
