Macabra comida nacional, ritual de comer el guiso de carne humana

Los aztecas, un pueblo guerrero e imperialista, demostraba su gran poder incluso en los platillos. Esa herencia perdura hasta hoy en un guiso que representa todo el orgullo nacional de los mexicanos, es casi perfecto en sus colores, incluye los tres del lábaro patrio, en su elaboración, a base de chiles, y en su sabor y olores que mueven las fibras de quienes se disponen a probar… el pozole.

En una descripción rápida diríamos que el pozole es un guiso de caldo con maíz blanco, carne, chile y verduras, pero alguna vez fue más interesante aún, pues en lugar de carne de cerdo tenía carne humana.

 

En Jalisco es vox populi que era un platillo ceremonial de los aztecas y, como tal, únicamente el emperador y los altos sacerdotes podían consumirlo en ocasiones sumamente especiales. El origen de esta leyenda culinaria podría estar en el texto “Historia general de las cosas de la Nueva España”, de Fray Bernardino de Sahagún, quien habla de la antropofagia.

Investigadores de estos tiempos han profundizado en ese hecho y señalan que la carne humana podría ser de guerrero sacrificado en ritos de adoración al Sol, específicamente al dios Xipe Tótec (Nuestro Señor Desollado).

 

 

De acuerdo con algunas publicaciones, el hecho también se reporta en la “Historia verdadera de la Nueva España”, de Bernal Díaz del Castillo, quien escribió; “se cuenta que Moctezuma come carne humana, pero yo nunca lo he visto”.

También hay reportes de frailes españoles que manifestaban el horror que les causaba la comida de restos humanos cocidos con maíz, aunque otros relatos ya incluyen al xoloitzcuintle, el perro sin pelo que domesticaron las culturas prehispánicas de México.

Caldo verde, blanco y colorado

Mucho ha cambiado desde que los aztecas incurrían en la práctica ritual de comer el guiso de carne humana; de hecho, con el paso del tiempo fue una comida para los funerales y ahora es la cena por excelencia de la fiesta patria que se celebra el 15 de septiembre.

El Sistema de Información Cultural de México indica que hay más de 20 variedades de pozole, todos tienen como base el caldo hecho de maíz cacahuazintle y a partir de ahí comienza la variedad: en el centro del país predomina el blanco, que se hace con cabeza de cerdo y se acompaña al servirse con lechuga, rábano, cebolla, orégano, chile molido, una tostada y limón.

 

 

El rojo tiene una base similar al blanco, pero se le agregan chiles secos molidos, en algunos estados es el mirasol y en otros el guajillo. El pozole verde se prepara en la CDMX, Michoacán y Guanajuato con chile poblano y tomates, los michoacanos le ponen epazote y los guanajuatenses cilantro molido.

 

Guerrero es un estado que en cuanto al pozole se pinta solo. Sigue conservando la base, pero a la modalidad blanca o verde les agregan un huevo crudo al servirlo, que se cocina con el calor del caldo, chicharrón de puerco, aguacate y sardinas de lata en aceite.

 

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